Historias Cotidianas que no le interesan a nadie



Capítulo Segundo

De Compras!!


Por fin, el día más deseado de la semana ha llegado, viernes, a descansar sábado y domingo, la tarde del viernes pasa sin mayor contratiempo, dedicado a mis labores cotidianas, ajustando algunos textos un poco de cavilaciones y mis deberes hogareños, sábado, a despertarse pasado las diez, almorzar a eso de las cuatro de la tarde y luego de una leve discusión con la Lili para ponernos de acuerdo a donde vamos de paseo, el día transcurre amable y perezoso, esa misma noche (del Sábado), la Lili me recuerda que la “refri” esta vacía y que tenemos que ir al siguiente día al “super”, yo presintiendo un día terrible solo muevo mi cabeza de arriba hacia abajo como si entendiera la magnitud de la propuesta, en la maña del siguiente día (domingo), nos levantamos algo tarde, pero apenas abro los ojos viene a mi mente el terrible plan de la Lili de ir al “super” de compras, trato de distraerla y “hacerme el loco” el mayor tiempo posible, pero la hora del almuerzo se avecina y mi estrategia es doblegada por una refrigeradora totalmente vacía, la Lili, decidida agarra su cartera y me dice vamos, subimos al auto y parecía que la llevaba de excursión o de viaje, tan feliz como un niño rumbo a la dulcería, impaciente espera que parquee el auto, casi de un brinco sale, abre la puerta trasera, amarca a la Pancha y con un paso breve se dirige a ese implacable lugar, para mi era el inicio de la pesadilla, no lo he dicho antes pero odio los supermercados, shoppings y espacios similares. Como sacerdotisa en un ritual y entendida en todas las normas sociales en el momento de comprar, con un misticismo impecable escoge un cochecito de entre cientos, que no este sucio, ni patojo, “el elegido”, le sienta a la Pancha en la parte más grande del coche y se dirige a su primer destino, la sección de revistas, yo trato de apresurar la pesadilla y le pregunto -qué hace falta?-, ella inteligentemente me envía a las legumbres sin dejar de ojear una revista de cocina, mientras cumplo mi misión, escogiendo entre la zanahoria más bonita, la cebolla más brillante y el tomate riñón que no este aplastado ni verde, la Lili ya había cubierto dos de las secciones que más le gustan, la sección de las revistas que ya mencioné y la de los quesos y lácteos, regreso cargado de un montón de fundas llenas de cebollas y ajos, y las dejo en el coche, con gran astucia no espera que me distraiga y me envía en una nueva misión hacia la sección de carnes, sin decir una sola palabra me doy vuelta y me alejo mientras me recuerda a la distancia que no olvide “el pollo”, debo admitir que escoger un buen corte de carne es algo que me gusta, pero el momento de escoger la bandeja de pollo lo hago aguantando el asco y casi con los ojos cerrados, estas tareas no me toman más de unos siete minutos y regreso al lugar donde la encontré la última vez, inocente pensaba que debería seguir ahí, en tan poco tiempo no pudo irse muy lejos, pero esos poco minutos le fueron suficientes para internarse en esa jungla de marcas, productos y gente compulsiva y como soldado con uniforme de camuflaje, me fue casi imposible encontrarla, tarde casi quince minutos hasta que por fin, ahí estaba, en la sección de golosinas, con el carrito del “super” casi lleno, a qué momento puso tantas cosas ahí dentro, es una experta, pensaba, mientras me pregunta que golosina quería, yo escojo una casi al azar y prosigue su ritual, mientras la veo alejarse una vez más, recuerdo una teoría que leí por ahí, se supone que las personas el momento de comprar lo hacen casi como un acto reflejo y que no se dan cuenta si el detergente esta en la sección de las conservas, pero no, la Lili conoce cada rincón de este supermercado y es totalmente consciente de lo que está haciendo. Ha transcurrido una hora y algunos minutos, yo estoy completamente cansado y con los pies adoloridos, la Lili pareciera que acababa de llegar, en ese mismo instante me doy cuenta que el momento más escalofriante se acerca, la sección del shampoo y jabones, yo le presiono y le digo que hay mucha gente en caja y que se apresure, pero no, el momento más sagrado ha llegado, aquí saca a relucir sus conocimientos en shampoolología, revisa cada marca, destapa y huele cada uno, analiza la textura, precio y fecha de caducidad, comprueba que todos los sampoos tengan su equivalente en acondicionador, reflexiona largamente y escoge la marca de siempre, por fin las palabras que esperaba oír hace una hora y media, -“Vamos”-, yo agarro el coche y casi corriendo busco la fila que menos personas tiene, me parqueo atrás de una señora que solo tiene un paquete de papel higiénico en sus manos, y como haber ganado una maratón me siento orgulloso de la elección de la fila del cajero, cuando de pronto aparece de la nada un señor alto y cano con un carrito repleto y se parquea delante de mi, el momento que me disponía a reclamar caigo en cuenta que es el esposo de la señora del papel higiénico…, por fin luego de que la pareja compradora compulsiva vacíe y pague todo el supermercado, llega mi turno y justamente en ese momento la Lili recuerda que aun no pasa por la panadería y yo muy cortésmente sedo mi paso al tipo que esta detrás de mi, bueno, logramos pagar la cuenta, abordamos el auto, y nos dirigimos a la casa, en el camino repite la frase con la que culminamos siempre este ritual: “está todo súper caro tenemos que hacer compras en el mercado”, mientras yo…, no desvío la mirada del camino.

1 comentario:

Paqueins dijo...

Chevere loquito tu blogg... felicidades y sigue escribiendo, que queremos seguir leyendo...

Saludos a la Lili y Panchita...