Historias Cotidianas que no le interesan a nadie


Capítulo tercero
La Maestría

Corriendo, con la respiración entrecortada, con una tremenda taquicardia auspiciada por viejos vicios, llego al cuarto piso de un prestigioso centro de enseñanza avanzada, sobre todo en el área de Ciencias Sociales, tenía que rendir una prueba de aptitud académica, tal como suena, de aptitud académica, concepto que todos menos yo parece entender. La cita era a las nueve de la mañana, claro, como prototipo de ecuatoriano en recuperación, llegue cuatro minutos tarde, tras de mi, venían unas seis o siete personas con la misma patología…, toqué la puerta…, una chica con lentes se acerca y me abre…, seguro de mi mismo le digo, “vengo a lo de la prueba” e intento pasar, ella cierra un poco la puerta como para impedirme el camino y me dice “ya empezaron”, aquí venía mi genial argumento, que alguna vocecita por dentro me pedía que no lo diga, “pero si son solo cuatro minutos”, uno de los tipos que estaban junto a mi, pero con la enfermedad totalmente crónica, argumenta alguna estupidez típica de este mal, bueno, la de lentes me dice que tengo que ir al aula de atrasados, ese instante me vi sentado en la esquina del grado con la mirada a la pared y con orejas de burro…, mientras el tipo junto a mi seguía argumentando babosadas, le interrumpo y le pregunto “donde es?” . De una forma u otra encontré la mentada aula, detecté un asiento vacío y tranquilamente y casi descansando tome asiento, otro chica me hace firmar una lista de asistencia para que al poco rato se de cuenta que no debo estar ahí, que debo regresar a donde fui primero, con la misma cara, entro al aula que parecía antes imposible ingresar, me dicen un número y me siento en la banca que coincidía con la numeración, ya habían pasa como veinte minutos de mi primera llegada, me entregan un folleto con 75 preguntas, uno de respuestas y un lápiz amarillo con borrador rojo, los clásicos de la escuela…, esos… Aun no llegaba a la pregunta cuarenta cuando una de las dos mujeres (la mayor) que vigilaban nuestro padecer interrumpe el profundo silencio y pide que salga el primer grupo, yo me preguntaba “en qué grupo estaré?”, casi el mismo instante me doy cuenta que el segundo grupo es el de los atrasados, no puede ser, a los cinco minutos, piden que entreguemos la prueba, yo indignado y culpable reclamo, la señora me refuta con el discurso de la puntualidad, de por que está así el país o algo de eso, intento no escucharla…, “intelectualoide hecha la puntual”. Odio a todos en este edificio, prueba de aptitud mis pelotas, no lo sabía pero aquí empezaba un largo estado de depresión. Despotricando contra el sistema me alejo del maldito edificio, al poco rato, me encuentro con un amigo que venía despotricando contra otra institución. En una tienda cercana planteamos nuestras frustraciones, llegamos a la conclusión de que “¡todos valen verga…!”, y saludamos con nuestras botellas de cerveza…

Ya me siento mejor…

Pasaron quince días de angustiosa espera, estaba totalmente seguro que no había aprobado. Por fin la llamada que parecía que nunca iba a sonar, pasé…, pasé la prueba, tengo que entrevistarme con el director de mi maestría, luego llega un mail informando que he sido becado con un porcentaje del costo de mis estudios, no podría irme mejor…, hasta que retiré la carpeta del instructivo financiero y caigo en cuenta que aun siendo becado no me alcanza para pagar el total, “para qué me metí en esto?”, no queda más, la beca del municipio…, tiene una estúpida cláusula que prohíbe dar becas a los que ya están becados en otra institución, el IECE, es mi salvación, de repente me impacto con la semana previa al viaje de mi mejor pana, o mejor dicho las dos semanas previas y me enredo en labores ajenas a mi objetivo principal, el crédito del IECE.
Un inolvidable viaje, otras dos que tres noches del mismo calibre, amigos nuevos, un concierto espectacular y no me refiero al grupo que se presentaba, que también estuvo bien y una fiesta en la casa de mi pana que era el que menos se divertía…, hasta cierta hora, luego ya no se…, yo me fui..., se interpusieron temporalmente.

Entre estas dos semanas de ¡matanza…! como las bautizó una de mis nuevas amistades, revisando los requisitos del IECE, me entero que necesito un garante, no me preocupó en lo más mínimo, mi padre seguramente se sentiría orgulloso como cuando ganaba premios de arte y me presumía con sus amigos y familiares y sin ninguna duda me firmaría la garantía, “quién másfff?”, después de todo ser admitido en esa institución y con beca no es cosa fácil, pero como dice la canción, “todo se derrumbó dentro de mi”, el momento que me la negaba, que por andar prestando plata a mis hermanos que nunca le pagan o algo así, como siempre terminé solventando los platos rotos de mi disfuncional familia, yo no tengo nada que ver en la colada y estaba mas embarrado que ninguno, cabe aclarar que mi padre nunca estuvo de acuerdo con mi manera de vivir y que siempre he sido una especie de oveja negra en mi núcleo familiar, pero que se le va hacer, no es la primera vez y seguro no será la última.

Me agarró el bajón…

Pero claro como dice esa otra canción “los amigos son amigos para siempre y por siempre en las buenas y en las malas” o mejor aun “ With A Little Help From My Friends”, presenté mi triste situación a mis amigas, esas inolvidables, esas irrepetibles y por supuesto una de ellas corrió en mi ayuda, rescatándome casi por completo de la “depre”, ahora tengo la garante más guapa que pude imaginar.

Recién aquí, entiendo mejor aquel dicho popular, ese de la familia y la distancia, o el de los amigos fieles, además y como no, descubro que los Beatles y Bob Esponja son sabiduría pura. “Tomorrow Never Knows”.

4 comentarios:

Paqueins dijo...

presentarasff a la garante guapa...

esta de planificar una matanza un de estos dias.... pero en suave

Anónimo dijo...

Apoyo la moción de realizar una nueva matanza, pero que sea chevere. y no hablar de Frodo, Yung y otros porque me aburro y me voy...

Gaby

Ma. Isabel dijo...

¡Qué pleno que escribes...! Ojalá no te pierdas cuando ya empieces tu super maestría para poder seguir haciendo mataaaanzas.

Pablo Boada dijo...

"Matanza" dícese de la fraternal reunión aderazada con espíritus, buena música y buena conversación. Viva Frodo!